La roca del tiempo OBRA

ERRAR 404


Todo lo que no pueden ver. Todo de lo que, en apariencia, encubren, esconden, prohiben ver. Lo que intentan hacer invisible y a pesar de ello, se cuela en cientos de miles de imágenes. No invento nada, todo estuvo ahí afuera esperando ser tocado, trastocado. 186 mil imágenes recolectadas, las cuales entremezclo y aglutino en un maremagnum indistinguible de formas. Explosiones estelares, eras geológicas, seres, concepciones, ideas, fragmentos volátiles. Creo que crear es la poesía de una flor o una galaxia, es poder poner las dos en el mismo lugar. El fuego artificial o la cucharada de azúcar sumergiéndose en el café, después agitar y mi cabeza que gira en la embriaguez de un trago amargo. El aroma es la flor misma sin ser, y no hay aroma sin ser. Como no habría energía hasta que tuvo lugar en el ser.

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ERRAR 404 REEDICIóN


La reedición de errar 404 la realicé por distintos motivos. Que en realidad se pueden englobar en un estudio de la moral. Durante un año, habré vendido sin exagerar entre 20-30 copias edición limitada, casi todas a norteamericanos, acaso un alemán y una belga que aparecieron por ahí. En suma, las vendí a personas que pertenecen al imperio, a lo que se suele llamar una potencia política y mundial. Con una cierta moral distinta a la moral del esclavo suscrita únicamente a los pormenores de la necesidad. Esa moral del esclavo fundamentada en la vida por y para la necesidad. La moral del imperio al diverge de ese primer precepto, podría decir está cimentada en su placer, en su conveniencia, se quiera o no, no el búsqueda de la libertad sino en el ejercicio de la misma. Claro que, aunque sepamos que la pretendida libertad que ejerce el liberalismo (de los imperios modernos) sea una salida falsa e ilusoria, más una promesa que una garantía de dicha libertad, que las más de las veces solo sea un trampolín para el derivado de sus propias perversiones hedonistas. Por supuesto otros sistemas tampoco aseguran que su válvula de escape no sea otro tipo de perversión del dictado restrictivo que imponen. Como todos sabemos, la libertad a fin de cuentas que ofrece el liberalismo moderno, es sólo para unos cuantos, cuya promesa está fundada en que mediante el esfuerzo férreo e incansable, una voluntad inquebrantable, se alcanzaría un triunfo personal. Cuando todos sabemos que una vida de ventajas solo es posible cuando a la mayoría se le aplica una vida de desventajas, por no hablar de todas las corruptelas que el mismo dinero hace posibles en beneficio de mayores ganancias a expensas de los trabajadores.  La dichosa panacea del liberalismo es la ilusión de la fábula del burro y la zanahoria, haciendo creer al burro que un día la alcanzará la zanahoria y en verdad de vez en cuando se le otorga la gran ganancia de la zanahoria. Por otro lado, volviendo al tema, el manejo de la noción erótica dista de ser un día cifrable, de poder ser encapsulada, o delimitada, todos los sábados ansío que aparezca mi gringo loco por el pasillo y se lleve dos piezas, ocurre a veces y me maravilla que sean tan desenvueltos y estén asombrados de encontrar unas piezas así. Pueden ser hombres o mujeres, he vendido por igual, negros o blancos, no importa, es la percepción del poder lo que hace esa desinhibición frente al obscuro objeto del deseo.Una eroticidad sana jamás se vive como prescripción, ni síntoma. Incluso por enfermo que se pueda apreciar desde fuera, es decir, como examinación clínica patentes en la ley (del padre) y fundamentas en la simple y llana sobrevivencia de la especie, es decir, una vez más en la moral del esclavo. ¿Qué causa que una subjetividad dada en un cierto punto bajo ciertas condiciones pueda hacer uso de su libertad erótica? En la moral precristiana antigua, por lo menos en la griega, porque en la romana habitan cambios, lo único mal visto no era tal o cual práctica, sino el exceso de cualquier práctica, es decir, volverse esclavo de sus pasiones o dependiente de los placeres, en el ámbito que sea, no sólo en el imperativo de la vida sexual. Dicha dietética rodeaba los asuntos de la vida moral cotidiana, hasta aquello que pudiese ser bueno y considerado saludable, era mal visto cuando se profesaba con la desmesura del exceso. La moderación y el equilibrio, eran las pautas que regían una vida carente de conceptos maniqueos o morales de limitaciones restrictivas o prohibitivas. Sea cual sea el imperativo de eso, decidí reeditar, y hacer versiones pet friendly de estas mismas piezas. Están a la venta, si alguien quiere algo me avisa.

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